Dar a luz es un proceso para el que tienes distintas alternativas, por lo que conocer los tipos de parto existentes te permitirá tomar la mejor decisión.
El embarazo es un período de amor e ilusión, pero también de incertidumbre. Las mujeres sabemos que es normal tener dudas que acompañan las expectativas, ¡y no es para menos! Nuestro/a hijo/a se acerca y queremos que todo sea perfecto. Es por eso que, a continuación, hablaremos sobre los tipos de parto y los tipos de trabajo de parto, para que conozcas las opciones y puedas prepararte debidamente para este gran momento.
Los partos pueden clasificarse según el tiempo de gestación, el modo de finalización o los tipos de trabajo de parto. Revisemos:
1. Según gestación
Parto a término: sucede entre las 37 y 42 semanas de gestación.
Parto pretérmino: entre las 28 y las 37 semanas de gestación.
Parto postérmino: después de las 42 semanas de gestación.
2. Según finalización
Parto eutócico: empieza y concluye de forma espontánea. El bebé está ubicado correctamente permitiendo un parto sin intervención instrumental o quirúrgica.
Parto distócico: al presentarse algún inconveniente requiere intervención médica para su conclusión, la cual puede ser a través de maniobras, instrumental o cirugía.
3. Según el comienzo
Espontáneo: empieza solo y no necesita intervención médica.
Inducido: el trabajo de parto se induce con medicación exógena.
Cuando las condiciones médicas son adecuadas, las futuras mamás pueden elegir -por derecho- quién será el/la acompañante, la postura -en el caso de un parto vaginal- y las alternativas disponibles para el manejo del dolor.
En ese sentido, debes saber que -a la hora de dar a luz- las opciones son diversas:
Es el nacimiento por vía vaginal sin uso de analgésicos ni químicos que estimulen las contracciones. Las embarazadas que eligen este parto suelen practicar técnicas de relajación para aliviar el dolor y manejar mejor las contracciones, como yoga, meditación o una simple caminata.
Cuando se avala el uso de anestésicos durante para el alumbramiento, el parto vaginal lleva este nombre.
Es posible dar a luz en posición vertical, ya sea en cuclillas, de pie o sentada. Estas posiciones aprovechan el efecto de la gravedad y facilitan los pujos. Este método no admite el uso de anestesia epidural.
La posibilidad de parir en el agua no está disponible en todos los centros médicos, pero puedes informarte y conseguir un lugar apto en caso de elegir esta alternativa. Aunque en esta modalidad no es posible utilizar anestesia, el agua permite aliviar el dolor de las contracciones.
La cesárea es una intervención quirúrgica que se realiza cuando el parto no puede ocurrir por vía vaginal, ya sea por inconvenientes en el trabajo de parto o problemas en la salud del bebé o de la madre.
Con esta intervención el tiempo de internación en la clínica se extiende y es necesario tener cuidados especiales postquirúrgicos, por lo que no es recomendable que sea una elección propia si no mas bien solo si es realmente necesaria.
El desarrollo del trabajo de parto es único en cada mujer. Sin embargo, a grandes rasgos puede dividirse en 3 etapas:
El útero se dilata gradualmente hasta alcanzar los 10 centímetros mientras las contracciones se intensifican (esta etapa se divide en fase latente, activa y de transición).
El cuello se abre completamente permitiendo el nacimiento del bebé.
Se expulsa la placenta.
La llegada de un hijo o hija es uno de los momentos más emocionantes en la vida de una mujer, por lo que conocer los tipos de parto y las opciones disponibles es esencial. Sin embargo, tan importante como informarte sobre ello es contar con un buen plan de salud, algo que te permitirá tener mayor tranquilidad para esperar la llegada de esa personita con el respaldo de expertos en la materia.
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