Si fuiste diagnosticada con preeclampsia en el embarazo, no te asustes demasiado. Esta condición, aunque solo se presenta en el 3% a 7% de todos los embarazos, se puede tratar y no impide que tu bebé nazca sano.
Lo más importante es que estés bien informada sobre los síntomas, además de seguir las recomendaciones de vigilancia de tu médico.
Para aclarar todas tus dudas, a continuación, encontrarás datos que necesitas sobre la preeclampsia, tratamiento y más.
La preeclampsia se diagnostica cuando tienes la presión arterial alta después de la semana 20 de embarazo (por encima de 140/90 mm Hg de forma continuada).
También debe estar presente alguna o varias de las siguientes complicaciones para que los médicos consideren un diagnóstico de preeclampsia:
Las causas de la preeclampsia no son claras, pero se sabe que existen algunos factores de riesgo a los que debes prestar atención, como:
El mejor tratamiento para la preeclampsia es el parto. Luego del alumbramiento, los síntomas suelen desaparecer en pocas semanas; por eso, tu médico probablemente recomiende que des a luz tan pronto tu bebé cumpla las 37 semanas, cuando tu hijo ya está plenamente formado (adelantamiento del parto).
Si el nacimiento no se puede inducir porque tu bebé no ha terminado de desarrollarse, lo más seguro es que recibas indicaciones para manejar la preeclampsia en casa, tal vez con medicamentos para regular la presión arterial.
Otro escenario posible es que la preeclampsia sea grave, en tal caso la prioridad será que tu bebé nazca lo antes posible y te realizarán exámenes para confirmar que está recibiendo la sangre y oxígeno que necesita.
También es probable que seas hospitalizada si los médicos lo consideran oportuno.
Un detalle muy importante es el riesgo de preeclampsia postparto, que ocurre cuando los síntomas, en lugar de disminuir, empeoran luego del nacimiento. Esto es peligroso para tu vida y salud, de modo que es vital estar atenta a los síntomas en los días posteriores al parto e informar a tu médico si notas algo extraño.
Toma en cuenta que las mujeres con preeclampsia generalmente no se sienten enfermas. Por eso es tan importante asistir a todos tus controles prenatales.
Además, un obstáculo para diagnosticar la preeclampsia es que muchos de los síntomas son comunes en todo embarazo, dificultando que las futuras mamás se den cuenta de que hay algo irregular. Por ejemplo, la sintomatología incluye:
En términos generales, no hace falta que te preocupes por alguno de estos síntomas si no está acompañado de una presión arterial sostenida en las últimas mediciones que te has hecho, o proteinuria.
Sin embargo, todo esto es difícil de determinar a simple vista y lo más aconsejable es consultar con tu médico tan pronto tengas la sospecha de sufrir de preeclampsia, en especial si cumples con alguno o varios de los factores de riesgo mencionados antes.
Como ves, esta condición tiene un tratamiento relativamente sencillo y, al consultar a tiempo con un especialista, disminuyes el riesgo de preeclampsia postparto.
Cumple con tus consultas y mantén una comunicación sincera, esto te ayudará a tener un parto tranquilo.
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